Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la contaminación atmosférica urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades cardiovasculares”.
La contaminación atmosférica nos afecta tanto a corto como a largo plazo, sus efectos secundarios son más susceptibles de sufrirlos los niños, ancianos y personas que sufren alguna enfermedad.
Las personas que mueren anualmente por los efectos secundarios de la contaminación atmosférica urbana ascienden a más de 1,3 millones de personas, de estas muertes, más de la mitad se suceden en los países desarrollados, ya que, las personas que residen en ciudades con nivel de contaminación atmosférica elevado padecen más enfermedades cardíacas, problemas respiratorios, cánceres de pulmón y alergias.
La OMS marca unas directrices sobre la Calidad del Aire donde determina los efectos secundarios en la salud derivado de los problemas que ocasiona la contaminación, a través de unos cálculos que realiza con la media de concentración anual de material particulado que se suspende en el aire, a través del cual determina la disminución necesaria de material particulado para evitar el 15% de mortalidad anual que actualmente causa la contaminación atmosférica.
No hay que olvidar que el aire contaminado no es únicamente el externo, también el humo de los interiores representa un grave riesgo para la salud, la biomasa y el carbón son altamente contaminantes, por lo que, aquellas comunidades de vecinos, hogares particulares o empresas que usen este tipo de combustibles para calentarse en invierno, están altamente expuestos a sufrir sus efectos secundarios.
En España, las personas que respiran aire contaminado superan los 18,5 millones de personas, según fuentes de Ecologistas en Acción, que, además, nos informan que cada año esta cifra va en aumento siendo en la actualidad dos de cada cinco españoles los expuestos de forma directa a un aire contaminado.
¿Cuáles son los principales agentes contaminantes del aire?
Los agentes contaminantes del aire son el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico, el dióxido de azufre, entre otros.
Todos estos agentes son originados entre otros por: el tráfico rodado de nuestras ciudades, las calefacciones, industrias, centrales energéticas, refinerías e incineradoras.
Aunque en los últimos años los diferentes gobiernos han aumentado el control de los factores contaminantes a través de leyes más rígida, bien es cierto que la calidad del aire no mejora todo lo que se debería y por ello seguiremos sufriendo los efectos secundarios de la contaminación atmosférica en nuestra salud.
¿Qué causas conlleva la exposición a las partículas contaminantes del aire?
Una exposición prolongada a las partículas contaminantes del aire podría ocasionar infartos de miocardio, ictus isquémicos, insuficiencias cardíacas, desarrollo del cáncer, alteraciones en el sistema inmunológico, diferentes problemas dermatológicos, alergias tanto cutáneas como oculares e incluso el aumento de linfomas.
Tiempo de optimismo
A través de la concienciación y la formación en materia de medio ambiente, los ciudadanos cada vez más tomamos conciencia de cómo actuar frente a los factores contaminantes y hemos empezado a cambiar ciertos hábitos llevados por las ganas de tener mejor calidad de vida.
En la actualidad, a la hora de comprar un coche, las personas que residen en las grandes ciudades, tienen en cuenta y valoran positivamente la adquisición de vehículos menos contaminantes y también lo hacemos a la hora de contratar las calefacciones.
Entre la aportación ciudadana y el apoyo de las instituciones se crea un futuro más alentador y positivo que el presente.
¿Qué aconsejamos desde CEA?
Desde CEA ofrecemos una serie de consejos para que particulares e instituciones ayuden a reducir la contaminación:
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Aprender técnicas de conducción eficiente, que ayudarán a reducir el consumo de combustible, además de realizar una conducción menos contaminante.
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Reducir, que no eliminar el tráfico motorizado en las áreas metropolitanas.
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Potenciar el transporte público.
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Obligar a que el transporte público sean vehículos eléctricos.
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Potenciar de forma urbana el uso de la bicicleta, los vehículos de movilidad personal y el tránsito peatonal.
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Reconvertir el concepto del transporte interurbano.
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Ahorro de energía en nuestros hogares y oficinas.
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Generación de electricidad renovable.
Si queremos respirar tranquilos todos debemos de aportar nuestra pequeña gran contribución a que las partículas contaminantes suspendidas en el aire de nuestras ciudades dejen de estarlo.
Viviana Velásquez Scarano - Departamento de Comunicación