Uno de los factores imprescindibles para lograr una mejora en la seguridad vial y con ello la reducción de accidentes de tráfico derivados, es conducir bajo niveles de estrés óptimos, manteniendo el autocontrol.
El estrés puede dificultar y anular las capacidades de conducción de una persona: taquicardias, sudoración, respiración, mareo, hasta problemas en la visión, etc. Después del miedo, este estado mental se posiciona como segunda emoción que más sienten los españoles durante su conducción.
Desde la Escuela CEA de Conducción, confirmamos que el estrés es contraproducente para una conducción adecuada y segura. A través de este artículo conocerás no solo los efectos sino también las consecuencias que provoca el estrés en la conducción y cómo se deben prevenir.
Tipos de estrés al conducir
El estrés generado por la conducción tiene 5 orígenes fundamentales:
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Por las condiciones de la vía: elevado nivel de tráfico, mal estado de las vías, falta de señales de tráfico, etc.
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Por nuestro hábito de vida: personas que presentan estrés en el trabajo, hogar, relaciones personales, etc. Este tipo de personas descargan todo ese estrés en la carretera, conduciendo.
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Por estar aprendiendo a conducir.
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Por haber sufrido o presenciado un duro accidente de tráfico.
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Por presentar amaxofobia (miedo a conducir). Este origen se considera una patología. Te recomendamos que, si padeces de amaxofobia, en Fundación CEA disponemos de cursos gratuitos subvencionados, que permiten realizar un afrontamiento gradual del miedo a conducir.
¿Cómo evitar el estrés al conducir?
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Tratar de dejar los problemas de la vida diaria a un lado cuando se conduce.
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Salir con tiempo suficiente para llegar a tu destino evita que te suba el nivel de cortisol en sangre, es la hormona del estrés.
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No conducir con fatiga. Revisa tus hábitos de sueño y el nivel de cansancio que manejas en tu día a día.
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Regular la temperatura del vehículo. Un exceso de calor mientras permaneces dentro del coche puede causar desesperación.
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Busca nuevas rutas o caminos alternativos. Si crees que la ruta que tomas todos los días es caótica y te llena de estrés, toma nuevos atajos que te hagan el camino más fácil.
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Frente a un atasco, adopta una actitud tolerante y paciente.
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Conducir despacio. Si estás acelerado mientras conduces, tendrás una actitud más agresiva y peligrosa con los demás conductores y personas que caminan por la vía.
Conducir un vehículo no solo requiere habilidad, práctica y concentración, también mucha paciencia.
En la Escuela CEA de Conducción contamos con formación específica para el control del estrés en la conducción.
Maribel Muñoz – Directora de Desarrollo de Negocio de CEA