¿Cómo se debe adelantar a un ciclista?
Esta es la pregunta que todo automovilista debe hacerse cuando se encuentra a un ciclista en la carretera, y es un asunto que ha de tratarse con urgencia dado el creciente número de accidentes a la hora de realizar esta maniobra.
Si la DGT ya nos avisa de que el 99% de nuestra atención en la carretera no resulta suficiente, imaginemos cuánta de esa atención es necesaria al afrontar un adelantamiento en el que existe una elevada diferencia de velocidad, peso y tamaño entre los dos vehículos.
Aunque parezca una obviedad, la realidad pone de manifiesto la prácticamente nula aplicación del uso de intermitentes en la maniobra de adelantamiento a los ciclistas.
Se trata de un grave problema que, sin embargo, en ocasiones parece que no merece la atención de Instituciones y medios que opinan y dan consejos para la mejora de la seguridad vial. Parece inútil su contemplación en las normas de seguridad vial, si paralelamente no está recogida en la conciencia responsable de los automovilistas de nuestras carreteras, como masivamente se evidencia cuando se circula por carreteras frecuentadas por ciclistas, contemplando vehículos que, inesperadamente, se echan encima de los ciclistas en una “habilidosa” y rápida maniobra para adelantar al ciclista, no dejándole tiempo para reaccionar y provocando su desplazamiento a la derecha para evitarlo. La consecuencia de esto es que se atropella al ciclista.
En algunas ocasiones, se trata de una larga hilera de coches que circulan a buen ritmo, y un conductor, por diversas razones, necesita echarse al arcén, y al no haber avisado al vehículo que le precede del adelantamiento de un ciclista, lo atropella, o se ve obligado a realizar un brusco frenazo que provoca la colisión de los vehículos que le siguen.
No todos los automovilistas se echan a la derecha para favorecer el adelantamiento a un ciclista, por parte de un vehículo que, en sentido contrario, ha señalizado la operación con su intermitente, pero en los casos en que no la señala, se ven conductores que siguen impertérritos en medio de su carril, preguntándose qué demonios hace el vehículo de enfrente.
La indiferencia hacia esta práctica llega al punto de que, con ocasión de ir delante de una buena columna de vehículos, ingenuamente, al adelantar a un ciclista señalizando de forma correcta y anticipada la maniobra, uno se forja la creencia errónea y finalmente deprimente de que los que le siguen secundaran la acción, comprobando la mayor de las veces que no es así.
No obstante, además del uso de los intermitentes para señalizar la maniobra, existen otros factores a tener en cuenta a la hora de realizar esta maniobra. Uno de ellos es la velocidad. Cuando un automovilista se acerca un ciclista, lo normal es que la bicicleta circule a una velocidad inferior a los 45 km/h, por lo tanto, el coche debe disminuir su velocidad y colocarse detrás del ciclista guardando una distancia de seguridad. El automovilista no puede mantener su velocidad pues pone en peligro la estabilidad del ciclista.
Una vez colocado detrás del ciclista llega el momento de valorar la situación en términos de visibilidad, y de coches que vengan por el sentido contrario, incluyendo otros ciclistas que circulen por el arcén del sentido contrario. Una vez hecho esto, estaremos preparados para dar al intermitente y realizar el adelantamiento a una velocidad que no descoloque al ciclista, respetando la distancia de 1,5 metros de seguridad, e incluso usando el mínimo imprescindible del carril contrario.
No está demás tener también en cuenta el estado de la calzada ya que en ocasiones esta puede estar sucia o con gravilla que puede saltar al ciclista a nuestro paso. Por último, salvo caso de emergencia, el uso del claxon está totalmente descartado ya que puede desconcentrar al ciclista, asustarle, y poner en peligro la seguridad de ambos.
Carlos Lages – Socio de CEA