Cada vez son más los casos de irresponsabilidad al volante. Un ejemplo de ello sería el de la mujer que llevaba 54 años conduciendo sin carnet y ciertamente, sin seguro.
Si bien no es la única en hacerlo, dado que se estima que aproximadamente 2 millones de vehículos circulan sin estar asegurados. Lo cual influye en los demás conductores, dado que los seguros se incrementan para que el Consorcio de Compensación de Seguros se pueda hacer responsable de pagar las indemnizaciones en caso de accidente.
Por otra parte, no son ajenas las noticias en las que se ven infracciones al volante captadas por cámaras o que producen graves accidentes de tráfico de forma diaria.
Todo ello no hace si no corroborar la idea de que la conducción temeraria está a la orden del día en nuestra sociedad. Un hecho que no solo se refleja en los conductores. Ya que como se ve, la obtención del carnet de conducir parece relegar los valores y la importancia de una conducción responsable, a la superación de un mero examen con el que obtener la licencia de conducir en una autoescuela.
De ahí que muchos de los implicados en materia de seguridad vial reclamen mayor concienciación, preocupados por el desconocimiento y la falta de responsabilidad existente en la carretera. Iniciativas tales como cursos de reciclaje, psicotécnicos o una formación más continuada pueden ayudar a superar y mejorar la educación vial de todos. No solo de conductores si no de cualquier usuario de la vía pública, ya sea peatón, ciclista, motorista, etc.
De hecho, ni siquiera los conductores profesionales pueden presumir de cumplir las obligaciones de tráfico. Dado que según las últimas cifras muchos han sido detenidos por delitos contra la seguridad vial, como es conducir bajo los efectos de alcohol y las drogas. Un hecho preocupante que pone en serio riesgo la integridad de los demás usuarios.
Todo ello reclama una mayor preocupación y una mayor responsabilidad por parte de todos para conseguir que las carreteras sean seguras. Ya no solo se trata de llevar a cabo mayores controles, o imponer mayores sanciones. Si no también de formar a todos los usuarios para que sean conscientes de los riesgos. Sin duda ello redundará en una mejora de la seguridad vial.
Beatriz Martínez Larrucea – Departamento de Comunicación CEA
