Entre los accidentes de tráfico más frecuentes están las colisiones por alcance, que en 2015 causaron cerca de 24.000 accidentes con víctimas. Además, se trata de un percance que está al alza, probablemente por culpa del aumento de distracciones al volante, generalmente ocasionadas por el uso del teléfono móvil mientras se conduce.
En una colisión de este tipo, el vehículo que viene por detrás y choca con el de delante, por lo general, siempre será el culpable, ya que incluso en caso de una frenada brusca por parte del vehículo que circula delante, se podrá alegar que el de detrás no guardaba la distancia de seguridad adecuada.
Lo cierto es que la normativa del Reglamento General de Circulación a este respecto no especifica la distancia exacta que se ha de dejar libre entre los dos vehículos. Además, esta dependerá de diversos factores a tener en cuenta como:
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Velocidad: cuanto mayor sea la velocidad a la que se circula, mayor distancia de frenado será necesaria para detener el vehículo por completo.
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Condiciones de la vía: si está lloviendo o nevando, la carretera está mojada o con hielo, o el firme está en mal estado, variará tanto la distancia de frenado como la distancia de seguridad adecuada.
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Estado del vehículo: si algunos elementos de seguridad determinantes como los frenos, los neumáticos o los amortiguadores no se encuentran en buen estado, la distancia necesaria para frenar el coche también será superior. Dispositivos electrónicos como el ABS o ESP también son determinantes a la hora de valorar la distancia necesaria para frenar ante un imprevisto.
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Conductor: del estado en el que se encuentre el conductor depende que comencemos a frenar antes o después. La atención a las circunstancias del tráfico, la edad, el cansancio o los reflejos ante un imprevisto son factores determinantes. Si el tiempo medio de reacción es de un segundo, bajo los efectos del alcohol, ese tiempo se puede multiplicar. Además, si circulamos bajo los efectos de la fatiga, el tiempo de reacción de un conductor se multiplica por dos.
Entonces, teniendo en cuenta todos estos factores, ¿cómo debemos calcular la distancia de seguridad adecuada? La Dirección General de Tráfico (DGT) recomienda utilizar la regla de los tres segundos. Esto significa que en una situación en la que el conductor está en plenas facultades, el vehículo está en buen estado y, la vía también lo está, se debe fijar un punto de referencia en la carretera y se cuenta: 1.001, 1.002, 1.003; lo que aproximadamente son entre tres y cuatro segundos. Si al terminar de contar aún no se ha llegado al punto de referencia que habíamos elegido, llevaremos una correcta distancia de seguridad.
Otra regla considerada válida por la DGT es la regla del cuadrado, útil sobre todo para calcular distancias de seguridad en carreteras con el firme seco. Para hacerlo, simplemente hay que tomar la velocidad a la que se está circulando, se le quita la última cifra y se multiplica por sí misma. Es decir, si circuláramos a 90km/h, se multiplica 9x9 y nos da una distancia de seguridad mínima de 81 metros. En caso de que la carretera se encuentre mojada se recomienda multiplicar por dos la distancia de seguridad. De esta manera, si circulamos a 90km/h, deberíamos dejar una distancia de seguridad de 162 para condiciones meteorológicas adversas.
No respetar la distancia de seguridad adecuada es considerada por la Ley de Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial como una infracción grave, que conlleva una multa de 200 euros y la pérdida de 3 puntos del carnet de conducir.
Rosa M García Álvarez – Directora de Comunicación
