Todos sabemos que conducir bajo los efectos de las drogas y el alcohol, no solo es muy peligroso y eleva el riesgo de accidentes de tráfico, sino que además implica multas y perder puntos en el carné de conducir. Las sanciones por conducir en estas condiciones pueden llegar a los mil euros, perder hasta seis puntos en el carné y a veces se puede pagar hasta con cárcel.
Sin embargo, conducir ebrio o bajo estupefacientes, no es la principal causa de accidentes y siniestros en los últimos años; hoy en día existen acciones más peligrosas que atentan contra la seguridad vial y que son mucho más comunes en los conductores, pero que se ven como normales y pasan por desapercibidas en algunos casos.
Estas acciones que se consideran más peligrosas y a la vez más comunes, son las conocidas distracciones al volante, que pueden provocar accidentes graves, con consecuencias mortales; tanto así que en España son la primera causa de siniestros en vías urbanas y carreteras.
Es importante entender que a una velocidad de 100 km/h, en un segundo, se recorren casi 20 metros, esto quiere decir que solo en un segundo son 28 metros de distancia sin haber prestado atención a lo que pasa en la vía. Esto afecta la capacidad de reacción, de frenada o de desvío si además las manos no están en el volante.
Las distracciones más comunes
La adicción a la tecnología ha hecho que el uso del móvil al volante sea un gran problema en los conductores españoles y del mundo.
Alrededor de un 98% de los conductores afirma que ha usado el móvil mientras conduce; de este porcentaje un 76% lo ha usado no solamente para llamar a alguien, sino también para ver redes sociales, mandar mensajes y responder emails.
Las estadísticas de la DGT comprueban que el uso de los teléfonos inteligentes al volante cuadruplica las posibilidades de sufrir un accidente.
A pesar de estas cifras alarmantes, el móvil no es la única distracción al volante; la manipulación de elementos como el radio, cambiar la música, el GPS, distraerse con los demás pasajeros, fumar, ajustar la temperatura, manejar con niveles de estrés o preocupaciones, todo esto son cosas que afectan la conducción y que se deberían evitar cuando se está al volante.
Esto no quiere decir que no podemos hablar con los demás pasajeros mientras conducimos, tampoco quiere decir que hay que actuar como robots, ni que todos los descuidos terminen en un accidente; pero sí que hay que ser precavidos al conducir, y que si se está cansado o distraído, lo mejor es hacer una parada para estirar las piernas, comer y beber algo, relajarse y luego continuar con el viaje.
Adriana Grossmann - Departamento de Comunicación