Los ciudadanos que vivimos en Madrid estamos perplejos con el paulatino deterioro de la movilidad que está sufriendo nuestra ciudad: los transportes públicos están cada vez más colapsados y resultan lentos e incómodos; y moverse en transporte privado es cada vez más complejo dada la alta cantidad de trabas, voluntarias o no, que se nos impone desde el Ayuntamiento.
Los conductores andamos confusos ante tanto cambio normativo y así lo demuestran las innumerables consultas que nos formulan los socios de CEA, que no saben si van a poder circular o no por determinadas zonas de Madrid capital. Aspectos como la próxima entrada en vigor de Madrid Central, las restricciones y penalizaciones a los vehículos diésel, el protocolo anti contaminación, o las pegatinas de la DGT con el distintivo medio ambiental son elementos que están generando una confusión general sin precedentes.
Desde CEA siempre hemos defendido la libertad del ciudadano para tomar las decisiones sobre el medio de transporte que estime más oportuno, pero desde luego últimamente esa libertad, sobre todo la de los automovilistas, se está viendo sistemáticamente recortada. Y por supuesto se nos quiere criminalizar como causantes de todos los males de la ciudad: la prioridad para las bicicletas y los patinetes en una ciudad que no está preparada, por mucho que se empeñen, para este tipo de elementos de transporte alternativo, los llamados VMP o vehículos de movilidad personal, que están proliferando al mismo ritmo que los accidentes que sufren sus usuarios. Por cierto, peatones somos todos, incluso los que de vez en cuando nos gusta usar nuestro vehículo particular, bien sea una moto o un coche.
Nuestra perplejidad ya es casi absoluta cuando vemos que la coordinación entre administraciones ha sido nula a la hora de implementar algo tan trascendente como Madrid Central y así las discrepancias y el enfrentamiento entre la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital se encrespan a medida que llega la fecha de su entrada en vigor. ¿Verdaderamente se ha estudiado el impacto que va a tener en la movilidad y en el comercio la operación Madrid Central? En caso afirmativo ¿por qué no nos lo explican con la siempre deseable transparencia?
Otra pregunta que nos hacemos ¿qué pasa con los túneles de la ciudad, como los de Sor Ángela de la Cruz, Manuel Becerra, Azca, O´Donnell, Pío XII o Atocha, por poner algunos ejemplos, que están más tiempo cortados que abiertos y en los que, en la mayoría de los casos, no se ven a obreros trabajando en tareas de reparación? ¿O será que están poniendo a prueba nuestra bendita paciencia?
Al final me temo que pasará lo de siempre, y se admiten apuestas; que los automovilistas, bien residentes en Madrid capital o en municipios de la periferia, pagaremos los platos rotos.
Rafael Fernández-Chillón. Director General.